ENSAYO
FINAL PARA UTOPIA (Andrés Duque)
Dentro
de este cine difuso, perdido, inencontrable, maldito, alternativo……… y todos
los calificativos que se ocurran para definir al cine alejado de la producción
televisiva, con marchamo de cine de autor, Andrés Duque realiza una arriesgada
apuesta rodando la muerte de su padre, con deterioro físico y cognitivo
incluido, mezclando las imágenes familiares con evocadores recuerdos de un
Mozambique revolucionario. Ni se nos aporta información ni sabemos qué es
Mozambique para el director o para el protagonista involuntario, ¿son los
últimos recuerdos de quien se va apagando? ¿es Mozambique la utopía del título?
¿fue Mozambique una escala familiar recordada con
especial agrado?
Resulta
indiferente porque su inclusión en el relato aporta unos momentos de lirismo y
poesía que chocan frontalmente con el resto de la historia apuntada. La alegría
del vivir, el baile africano, el fervor revolucionario, la juventud, la utopía
de una república de ciudadanos, pero en silencio, ni la música se oye, ni a los
hablantes se les oye, es un recuerdo incompleto, mutilado, insuficiente, una
evocación que se relaciona con los videos caseros del padre viajero, en familia
casi siempre, una persona que se va difuminando en su fragilidad, como el
recuerdo de ese Mozambique que no oímos.
Un experimento ajeno para quien no
desee arriesgarse demasiado viendo cine, una obra más abstracta que concreta,
una película sin historia aparente si no cuenta con la complicidad y el
esfuerzo del espectador. Un cine español muy distinto en épocas de colapso de
la distribución clásica, en esos momentos de crisis en los que los modelos
artísticos y de difusión experimentan cauces alternativos de expresión. Ni
mejores ni peores, pero afortunadamente distintos, ajenos a la uniformidad, y
en España empiezan a abundar los contracorriente, uno más en este artefacto
visual de Andrés Duque.
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